Todo líder escolar sabe que el día a día de los colegios está lleno de emergencias e “incendios”: el profesor que faltó y hay que reemplazar, la niña que se accidentó en el patio y hay que acompañar al consultorio, la denuncia a la superintendencia que exige respuesta, el apoderado molesto que hay que recibir, el conflicto entre adolescentes que hay que mediar…. La lista es larga, y todo requiere respuesta inmediata.
Sin embargo, tenemos claro que estos incidentes no pueden apartarnos de nuestro objetivo final, que es el aprendizaje de los estudiantes, y ese es nuestro principal aporte como líderes. La evidencia de la investigación ha mostrado que el liderazgo escolar es el segundo factor, después de los profesores, que más contribuye al aprendizaje de los estudiantes (Informe The Wallace Fundation, 2021). Si el líder no fija y orienta el curso de acción de la institución, nadie lo hará.
Entonces, ¿cómo mantener ese foco y a la vez gestionar todas estas eventualidades? Acá algunas recomendaciones que aplican líderes escolares exitosos:
- Distingue entre las emergencias reales y la falta de planificación: hay situaciones administrativas (como completar el PME ) que son posibles de planificar para asignarles tiempo previamente, de modo de no estar apremiados a última hora. Los directores chilenos gastan aproximadamente el 31% de su tiempo en tareas administrativas y aquellos que gastan mayor tiempo en ellas, lideran escuelas con menor desempeño (Murillo, 2013). Por lo mismo, es relevante asignarles el tiempo justo y velar porque nos se conviertan en urgencias de última hora.
- Protege tu tiempo (y el de tu equipo) para lo importante: bloquea momentos de la semana para lo que realmente aporta al aprendizaje de los estudiantes y el desarrollo de los docentes (¡ese es tu foco!). Además, asigna tiempos de todo el equipo directivo para acompañar profesores (dándoles retroalimentación sobre sus estrategias pedagógicas), define horarios de reunión y evita que éstas se alarguen.
- Identifica los “incendios” más comunes: analiza con tu equipo las urgencias más recurrentes del último mes de manera de poder establecer patrones de respuesta. Por ejemplo, contar con un profesor flotante que supla las ausencias docentes o generar un protocolo de accidentes. Tener un plan es importante, ya que permite disminuir la tensión que generan los imprevistos. No te olvides de conversar con tu equipo la importancia de ser flexibles para ajustar ese plan a una realidad cambiante.
- Delega estratégicamente: podemos aprender de la estrategia de respuesta a emergencias que utilizan algunos gobiernos, en que se designa una persona debidamente capacitada para ser el primero en llegar y proveer asistencia o resolución de incidentes en un evento crítico. A nivel escolar, podemos contar con el equivalente a “first responders”, asignando a miembros del equipo la tarea de atender y dar respuesta a los problemas o urgencias emergentes, con el fin de no distraer el foco del director y equipo directivo de las tareas instruccionales.
- Recuerda que tu actitud es ejemplo: la manera en que el líder reacciona frente a imprevistos define la actitud del equipo frente a éstas. En este sentido, una actitud positiva y tranquila permite fijar el clima con que se resuelve la situación. Además, es relevante mostrar capacidad y seguridad en la toma de decisiones, evitando alargar la situación más de lo necesario, demostrando la importancia de retomar las labores importantes cuanto antes.
El trabajo con personas implica necesariamente imprevistos, especialmente si entre estas personas se encuentran niños y adolescentes. Sin embargo, esto no significa que debamos sacrificar lo importante por lo urgente. Como líderes, tenemos el desafío de mantener el foco en aquello que impactará de manera más significativa el desarrollo de los estudiantes.