Copiar lo que funciona: tres consideraciones para hacerlo bien

Copiar lo que funciona: tres consideraciones para hacerlo bien

“Nos gustaría ir a mirar cómo lo hace el Liceo San Cristóbal para lograr esos mismos resultados”, es una propuesta recurrente cuando preguntamos a directivos escolares sobre qué van a hacer luego de analizar los resultados del último SIMCE. Y es que aprender de otros es una de las mejores estrategias para incorporar buenas prácticas en los procesos de enseñanza-aprendizaje. Es razonable querer transferir aquello que otros hacen bien. Sin embargo, para aprender de otros hay que saber qué y cómo observar. En este sentido, el “copiar bien” requiere de algunas consideraciones relevantes que comentaremos a continuación.

En primer lugar, es indispensable aprender a mirar con foco y centrarse en los detalles que hacen la diferencia. Las escuelas realizan múltiples acciones, y no siempre las que parecen más atractivas son las que generan la mejora en los resultados. Por ejemplo, un colegio puede atraer a observadores que se encandilan con sus aulas abiertas, sus múltiples especialidades técnicas o sus actividades de formación extraprogramáticas. Sin embargo, lo que explica más directamente sus buenos resultados tiene que ver con el modelo educativo implementado: los tiempos dedicados a las asignaturas evaluadas, las metodologías se utilizan, los textos que usan, la cultura que se ha instalado en los docentes o el tipo de evaluaciones que analizan. Aprender a mirar, implica necesariamente poner el foco en aquellas estrategias específicas que apuntan a las mejoras de aprendizaje de los estudiantes. Además, muchos establecimientos declaran hacer lo mismo, pero la manera en que eso se lleva a cabo difiere dramáticamente. Si queremos implementar buenas prácticas de otras escuelas es indispensable centrarse en entender cómo cada práctica ha sido implementada en el “área chica”, deteniéndose en los elementos claves que están a la base del éxito.

En segundo lugar, para aplicar las medidas de quién está teniendo éxito en el ámbito de los aprendizajes una estrategia que resulta contraintuitiva pero que es efectiva es mirar hacia atrás. Porque los resultados con los que destaca una escuela en el SIMCE de 2023 no son necesariamente consecuencia de las estrategias implementadas este año o el año anterior, sino que muchas veces son el fruto de aquellas que fueron decididas hace 5 o incluso 10 años. Sabemos que los aprendizajes profundos, esos que se reflejan en estudiantes que comprenden profundamente lo que leen o resuelven complejos problemas matemáticos no se construyen en un año, sino que son construidos a lo largo del tiempo mediante prácticas coherentes, clases con objetivos claros y explicaciones precisas, mucha práctica por parte de los estudiantes y seguimiento permanente por parte de los líderes educativos. Día tras día, año tras año. Entonces, si vamos a mirar, preguntemos qué es lo que llevan años implementando, qué les funciona y qué han aprendido. Porque sabemos que los buenos resultados son una maratón, y no una carrera de velocidad.

En tercer lugar, una recomendación útil para aprender de otros es no centrarse sólo en aquello que ha resultado, sino que también en los fracasos y dificultades que se han tenido en el camino. Muchas veces los mejores aprendizajes se obtienen de la reflexión después de cometer errores: una metodología que no se implementó siguiendo todos sus pasos, el apuro al promover cambios, o no involucrar adecuadamente a las personas. Entonces, no olvidemos preguntar por estas lecciones aprendidas en el tiempo, si queremos aumentar nuestras posibilidades de éxito.

Mirar con foco y en forma detallada, mirar hacia atrás para identificar estrategias efectivas sin caer en modas y aprender de los errores de los demás, son estrategias vitales para asegurar que el “copiarle al que lo hace bien” tenga buenos resultados.