La fuerza de la costumbre

La fuerza de la costumbre

Llega el verano y los profesores nos seguimos despertando a las 6 am. Como si el despertador, que todo el año suena antes que salga el sol, siguiera encendido en nuestro interior.
“La fuerza de la costumbre”, diremos intentando (muchas veces sin éxito) volver a conciliar el sueño.
Puede parecer agotador, pero esa fuerza que tienen los hábitos, es una de las fortalezas que deben usar a su favor los líderes escolares cuando se trata de construir cultura. En palabras de Aristóteles “Somos lo que hacemos repetidamente. La excelencia, entonces, no es un acto; es un hábito”
Aquello que se realiza todos los días, se convierte poco a poco en parte de lo que somos: levantarse temprano, llegar puntual, saludar amablemente, el repaso diario de las tablas de multiplicar, preparar con anticipación las actividades, los 10 minutos de lectura antes de iniciar la clase, participar levantando la mano en clases. Todo puede transformarse en hábito y cultura si lo sostenemos y mantenemos vivo día tras día.
Es importante que desde la dirección escolar definamos cuáles son esos hábitos que vamos a fomentar y exigir, tanto en los estudiantes como en los profesores que les dan el ejemplo a nuestros alumnos, para que se conviertan en parte de nuestra cultura escolar.
Luego de definirlos, hay que promoverlos y felicitar a quienes los llevan a la práctica día a día.
Y partir nosotros, como líderes escolares , con el ejemplo: saludar con una sonrisa y felicitar a quienes saludan, o llegar a la hora a las reuniones (ojalá 5 minutos antes!) y felicitar a los que se presentan puntualmente. Tenemos que recordar que todo lo que hace (o deja de hacer) y destaca el líder escolar construye cultura. Es un desafío, una responsabilidad y un compromiso.
Los hábitos, tantas veces despreciados en la vida moderna, son nuestra mejor arma de formación. Aprendamos a gestionar la cultura escolar desde ellos.
Por eso, cuando en este verano abras un ojo a la misma hora de siempre, no te enojes contigo mismo. Recuerda que esa capacidad de construir hábitos es una de tus mejores estrategias pedagógicas.