Superhéroes y el SIMCE

Superhéroes y el SIMCE

Los últimos días han estado llenos de análisis sobre el SIMCE. Los medios destacan (cosa que se agradece) a aquellas escuelas excepcionales que, a pesar de encontrarse en sectores de alta vulnerabilidad, obtienen resultados de excelencia. Conocemos ejemplos en Renca, Puente Alto, Alto Hospicio o La Pintana que logran aprendizajes mucho mayores a los establecimientos similares, e incluso, superan a los de los Colegios Particulares Pagados.

Hay diversos elementos que se repiten en todos estos establecimientos, pero cuando trabajamos en liderazgo vale la pena preguntarse: ¿Quién dirige esas escuelas? ¿Hay un superhéroe a cargo que permite lograr esa hazaña?

Y la verdad es que sí. Pero estos directores excepcionales no usan capas, no corren a la velocidad de la luz, ni tienen visión de rayos X. Son otros los superpoderes que les permiten llevar a sus equipos y comunidades a dar lo mejor de sí mismos

  1. Potente creencia en la capacidad de sus estudiantes: Los directores que logran movilizar a sus comunidades creen ciegamente que cada uno de los estudiantes de sus establecimientos tiene la capacidad para lograr grandes resultados. Esto no implica que nieguen las dificultades que puede presentar un alumno o sean ciegos al entorno en que se inserta el colegio. Saben que algunos de sus estudiantes presentan dificultades de aprendizaje, que experimentan situaciones que afectan negativamente su salud mental, y que muchos viven en entornos desfavorecidos que no contribuyen a su proceso de aprendizaje. Pero, incorporando en el análisis todas esas barreras, son capaces de seguir con la fe intacta en “sus niños”. Ese es un tremendo superpoder.
  2. Confianza poderosa en su equipo de profesores y asistentes: Para lograr que cada estudiante aprenda y se desarrolle al máximo, los directores de excelencia saben que no son ellos los que están en cada sala y todas las actividades con los estudiantes. Saben que son otros los que enseñan las tablas, refuerzan la lectura, dirigen los equipos deportivos, hacen reflexionar en la clase de Ciencias y corrigen ensayos en el Electivo de Participación y Argumentación en Democracia. Por lo mismo, están muy presentes en el día a día de sus profesores: acompañan en sala, eligen buenas capacitaciones y forman a los profesores novatos. Así, logran un equipo afiatado y depositan su confianza en que en cada sala se va a vivir el Proyecto Educativo de la escuela.
  3. Súper metas: altas, alcanzables y medibles. Estos directores están convencidos que sus estudiantes pueden lograr grandes aprendizajes, por lo mismo, se atreven a poner metas altas. Por supuesto que saben que una meta alta sin una hoja de ruta, solo genera frustración, así que establecen metas intermedias. A nadie le gusta ponerse metas (los que nos hemos propuesto “hacer más ejercicio”, sabemos que es muy distinta esa declaración a “voy a trotar 5 kilómetros 3 veces a la semana”) porque implica dejar estipulado a dónde queremos llegar, y no es fácil aceptar un desafío que implica mucho esfuerzo y constancia. Pero los directores de excelencia logran transmitir la meta, acompañan en cada paso, asumen los errores del equipo como propios y alientan cada pequeño triunfo.
  4. Datos exactos para tomar decisiones: Los directores de excelencia no necesariamente son los maestros del excel, pero levantan datos y toman decisiones usando información real y no sólo la intuición. Cuando abordan un curso con baja asistencia no se quedan solo en los grandes números sino que entran al área chica: cuáles son los estudiantes que tienen más inasistencias, qué día de la semana suelen faltar, dónde viven esos niños. Y así, puede tomar medidas especificas que les permiten mejorar las cifras. Cuando se trata de aprendizajes, revisa con su equipo los resultados, se da cuenta que el 3A debe reforzar las tablas, y el 3B el calculo del perímetro. Establece evaluaciones de lectura, lo que le permite establecer acciones de apoyo distintas para los estudiantes que muestran baja velocidad lectora, y aquellos que presentan bajo manejo de vocabulario. La directora de excelencia tiene el super poder de trabajar con datos.

Tenemos la suerte de conocer a varias de estos “Superwoman” y “Superman, y lo impresionante de esta historia es que los directores de escuelas de excelencia son seres humanos comunes y corrientes. Con muchas capacidades y virtudes, pero también defectos y desafíos que deben ir abordando. Se cansan, se equivocan, tienen éxitos y se alegran por ellos.

Pero, una cosa es permanente: trabajan día a día para que los “super” sean sus estudiantes. Y lo logran. ¡Un aplauso para ellos!